Santander los representantes del Consulado de Burgos, se especifican por lo menos dos viajes para llevar a Flandes importantes cargamentos de sacas de lana. Don Diego de Espina fue contralor, que en la Casa de Borgoña valía por veedor o intendente, de Felipe II e hijo suyo fue don Juan de Espina, "célebre y enigmatico personaje", a quien me place evocar ante su solar.
Conservamos de él una semblanza debida a don Francisco de Quevedo, y dictada por la amistad más rendida. Noticias contiene de su vida, y es fuente irrecusable para estudiar su carácter. Parece escrita para desvanecer la fama de misterioso que antes de su muerte ya amenazaba el crédito de este personaje, y aún más para disipar la opinión de nigromante y mágico que en los finales de su vida le rondara. Precisamente el afán de atribuirle todas las virtudes hace sospechoso el informe, y sobre todo poco expresivo del carácter que trata de reflejar en su prosa. Si es digno de notarse, y afirmarse como cosa comprobada e indiscutible que fue "caballero montañes, de muy conocida calidad, y solar de aquella cuna de la hidalguía de España muy esclarecido, de cuyo apellido en las historias de Castilla se leen varones de armas y letras, de grande lustre y esplendor".
En la comedia de don José Cañizares, Don Juan de Espina en su patria, de la que diré, se finge un diálogo entre don Juan y el Rey don Felipe IV. Este le pregunta y don Juan responde:
R.- ¿A
dónde naciteis?
D. J.
- En Madrid, señor, que es propia
patria de ingenieros ilustres.
R.- ¿Dónde estudiasteis?
D.J.- Blasona
de ser hija de Alcalá
mi ciencia, aunque pobre y corta.