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Rutas Literarias de la Montaña

Autor: José Maria de Cossio
Ediciones: Libreria Estudio

Ampuero

En Ampuero, y en lugar incrustado ya en la mies, se alza el que llaman Palacio de la Bárcena, nombre que lleva el barrio en que se asienta. Circúndale una gran cerca y la portalada en la que se abre la puerta de acceso a la casa se decora con un gran escudo que tiene por tenantes dos hombrones de fiera catadura y temesosas armas. El palacio, que primitivamente fue torre, debió ser magnífico, y los restos que de él quedan lo confirman así. Digo restos no porque esté caído, sino porque fue dividido en dos, lo que permitiía su grandor, y como dos edificios independientes separados por una especie de breve calleja aparecen hoy. Lo que ha desaparecido, aunque el del lado sur no le acaba de perder, es su aspecto señorial y su uso hidalgo, pues aperos de labranza, bueyes y otros animales domésticos, averío copioso y bullidor, son los que reciben al visitante que se llega a contemplar desde dentro de la cerca el viejo edificio.

La fecha de su construcción debió ser el siglo XVI, y por entonces vivía en aquel solar cococida estirpe de la tierra, dedicada a negocios navieros junto al cargo oficial, seguramente relacionado con sus citadas actividades, de veedores de S.M. en la Villas de la costa. Era la alcuña de esta importante familia, Espina, y ya en el siglo XVII Espina Velasco. Juan de Espina, vecino de la Villa de Ampuero en 1545, era dueño de la nao Nuesta Señora de la Concepción, y en las cartas de averías que hacían en el puerto de

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