Abandonado... Misterioso... Portalada... Palacio... Juan de Espina...

DIARIO MONTAÑES   /   Domingo, 05-01-1997

 

Juan de Espina un célebre y enigmático personaje

Queda de la vieja mansión señorial la torre y la portalada que se asoma al camino, en la ruta de Ampuero a Guriezo, por el barrio de La Bárcena. Dos Hombres heráldicos armados de porras custodian el escudo pétreo que luce en lo alto del arco, formado su campo con un espino y cinco panelas. La, hoy, alquería se describe en los viejos documentos como "una torre muy grande fábrica del tiempo y una muralla fuerte y encima de la puerta que está al Poniente, se hallan dos salvajes con sus mazas".

Un incendio producido inopinadamente siendo morador de la casa don Juan Antonio de la Espina Velasco, cuando se hallaba en misa mayor, vino a destruir la fortaleza en gran parte así como causara la desaparición del magnifico archivo de la torre; nada pudieron hacer los vecinos que acudieron a sofocar las llamas, llamados a toque de "campana tañida". Esto ocurría en 1765. Este Espina era miembro del Consejo de S.M., secretario, ministro y contador principal de la Real Junta de Aposentamiento de la Real Casa. Era uno de los muchos personajes de la alcurnia de los Espina. De uno de sus antecesores, el Juan de la Espina que nos ocupa había nacido en Ampuero y alcanzado una gran y singular popularidad. Francisco de Quevedo trazó una semblanza de este ilustre montañes, "de muy conocida calidad, y solar de aquella cuna de la hidalguía de España...", que en principio, es decir, en la más floreciente juventud se dedicara a las armas. No obstante, nuestro caballero destacó, sobre todo, en el campo de las artes, de manera muy especial en la música; "diestro en el manejo de la lira, añadió trastes a la vihuela, y llegó a reunir una peregrina colección de instrumentos musicales", aunque, como comenta Cossío, "su presunción en este arte era mucho más ambiciosa, pretendiendo haber descubierto una nueva ciencia musical, en la que las armonías musicales se confundían con los principios del orden matemático...". Hombre reservado y de muy pocos amigos, hosco, resultaba difícil en el trato e imposible

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